Frente a la muerte (escrito) – Pablo Sparta
Frente a la muerte
La muerte
La muerte es el problema mas serio de la vida. Es una situación que todos sin excepción tendremos que afrontar: la muerte de nuestros cercanos y la propia también.
Hay distintas actitudes frente a este mal tan tremendo.
- Algunos son muy realistas, hasta el fatalismo. Plantean a la muerte como el problema mas importante de la vida y la ven como un perpetuo acompañante desde la cuna hasta la tumba. Desde le nacimiento el hombre va hacia la muerte, su existencia es un viaje hacia el naufragio total1.
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Tan cruda es esta realidad que otros han tomado otra posición, minimizando este tema. En vez de estar preocupados “patológicamente” por la muerte, afirman que “no se vive la muerte”, pues cuando llega la muerte, ya no estoy vivo. Epicuro tiene una afirmación tan superficial como la que acabamos de expresar: “La muerte no es nada con respecto a nosotros. Cuando existimos nosotros, la muerte todavía no existe: cuando la muerte existe, ya no existimos nosotros…”2.
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Otra posición trata de buscar una solución a la muerte. No niega su realidad inexorable, pero aminora su impacto pues no sería el “acabóse”: al morir, el alma inmortal, animaría otro cuerpo. Esta posición cree que a través de la reencarnación, la vida continúa en otra forma de existencia3.
La muerte es pérdida. Para el que se va, pierde la vida, pierde su cuerpo. Para el que queda, pierde el ser amado y todos los beneficios de su presencia. Pérdida y muerte son dos conceptos muy unidos entre si, y siempre llevan un duelo, un período de acostumbramiento al dolor de la carencia.
Historia de la muerte
La muerte no es un evento natural en el ser humano, sino una consecuencia del pecado. La ruptura del equilibrio perfecto de la creación mediante el ejercicio continuado de la maldad, dio como primer resultado la muerte.
Cuando Dios creó al hombre, lo creó para que viva, no para que se enferme ni para que se muera. La muerte vino después por culpa del ser humano, no por culpa de Dios. Dice la Biblia en 1° Corintios 15:21 “Porque…la muerte entró por un hombre…” y tiene razón.
Dios le había avisado al hombre que es lo que tenía que evitar para no morir.
Génesis 2:16-17 Y Jehová Dios mandó al hombre diciendo: “Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás.”
Sin embargo, el ser humano no hizo caso, desobedeció y comió del fruto del árbol.
Génesis 3:17-19 Y al hombre dijo: –Porque obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: “No comas de él”, sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás.
No fueron los poderes de la fruta que comieron los que causaron que entrara la muerte en el mundo, sino la actitud de desobediencia –es decir- el pecado.
Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es muerte….
A partir de ese momento se dispuso una nueva ley en la naturaleza.
Hebreos 9:27 Y de la manera que está establecido á los hombres que mueran una vez, y después el juicio;
Y luego de Adán y Eva, todos los hombres y mujeres de este mundo tuvieron que pasar por la muerte. Sólo se salvaron Enoc y Elías.
Alcance de la muerte
La muerte aparece en las Escrituras en tres aspectos bien definidos y relacionados entre sí: la muerte física, la espiritual y la eterna. En realidad, el orden en que la muerte se ha ido e irá produciendo en la experiencia del hombre es la siguiente: 1° la muerte espiritual; 2° la muerte física; y 3° la muerte eterna.
La muerte espiritual es la separación definitiva de Dios. A causa del pecado, el espíritu del hombre muere, dejándolo discapacitado para entrar en comunión con Dios.
La muerte física es el cese de las funciones vitales del organismo.
La muerte eterna es la condena sin fin, una existencia de sufrimiento lejos de Dios. Esta perspectiva de la muerte la hace mas grave y horrible.
Muerte de la muerte
Ante un drama tan tremendo, Dios no se quedó cruzado de brazos. En el mismo momento que se puso en acción la muerte, Dios también puso en marcha Su plan para vencerla.
La muerte y resurrección de Cristo le dio autoridad sobre la muerte, sobre nuestra muerte.
Hebreos 2:14-15 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
Por eso hoy puede hacernos una invitación de fe, para que esa victoria sobre la muerte venga a nuestra vida.
Juan 11:25-26 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
La muerte, ese problema tan importante, tiene solución a la manera de Dios.
El cristiano y la muerte
Los cristianos tenemos una posición de victoria sobre la muerte. Sin embargo, en ocasiones hay un fatalismo muy grande, una división entre lo que creemos y lo que vivimos realmente en los momentos de enfrentar la muerte. El pastor Daniel García en su recomendable libro “Anhelando Su Venida”, citando al profesor Grau, se pregunta si esto es por desconocimiento de la Palabra o por falta de fe en ella4.
Si entendemos por qué los cristianos morimos y que pasa realmente luego de la muerte, encontraremos paz y bendición en esa etapa también. Veamos.
¿Por qué los creyentes tenemos que morir, si ya fuimos perdonados de nuestros pecados?
El libro de Romanos (6:23) dice que la paga del pecado es muerte pero que la dádiva o regalo de Dios es vida eterna. Y el libro de Hebreos (2:14-15) declara que el Señor Jesús murió para destruir el poder del que tenía el imperio de la muerte.
Entonces ¿por qué morimos si ya hemos sido perdonados, salvados y tenemos vida eterna? ¿No podía ser que nos pase igual que Enoc y Elías?
La Biblia no da una respuesta directa a este tema, y no sabemos exactamente por qué Dios hace de esta manera. Pero vemos algunas razones que seguramente nos van a ayudar.
- Si el Señor no quiere llevarnos al cielo sin morir, por algo será porque El sabe lo que hace. Si Dios lo permite, seguro que será para bien. Dice Romanos 8:28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito.
- Aunque tengamos que pasar por enfermedades y muerte, no vamos solos pues nuestro Padre está con nosotros. Veamos el Salmo 23: 4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
- Saber que vamos a dejar este cuerpo nos ayuda a no envanecernos o “agrandarnos”. Dios ha puesto límite a nuestra existencia en la tierra y nada podemos hacer. (Salmo 90:10 Los días de nuestra vida son setenta años; y en los más robustos, ochenta años. … pronto pasan, y volamos.).
- Que nos vayamos con el Señor “a tiempo” puede evitar que hagamos o suframos cosas malas. El rey Ezequías, al enterarse que se iba a morir, se puso muy mal; por eso Dios le prolongó la vida 15 años (2ª Reyes 20). Pero en esos años “de más” el rey de envaneció mostrando los tesoros a los extranjeros y, por otro lado, tuvo un hijo llamado Manasés que luego fue uno de los reyes mas malvados del reino de Judá (2ª Reyes 21:16).
- La muerte es un enemigo vencido pero no está destruida todavía: 1ª Corintios 15:26 El último enemigo que será destruido es la muerte. Como a todos nuestros enemigos, tenemos que usar la fe para enfrentarla.
- Por ahora, morir es la única forma de ir al cielo y terminar con la lucha que tenemos contra nuestra naturaleza pecaminosa (el viejo hombre).
¿A dónde vamos los hijos de Dios al dejar este cuerpo?
El Señor Jesús dice que hay un lugar preparado para nosotros, una vez que partamos de este mundo.
Juan 14:1-3 NO se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, á preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré á mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Aunque hay mucho lugar, el cielo no es para todos sino sólo para aquellos que tienen la vida de Cristo.
Algunos piensan que después de morir, se va a un lugar llamado Purgatorio para “purgar” (limpiar) o pagar algunas cosas malas que hemos hecho. Pero la Biblia no lo menciona, sino que dice que en el mismo momento que nos vamos de acá, llegamos allá:
2ª Corintios 5:8 Pues confiamos y consideramos mejor estar ausentes del cuerpo, y estar presentes delante del Señor.
Filipenses 1:23 Me siento presionado por ambas partes. Tengo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;
Lucas 23:43 Entonces Jesús le dijo: –De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
¿Cómo será el cielo?
¿No sería lindo que alguien volviera y nos contara cómo es allí?
Cuenta la Biblia que el apóstol Pablo fue llevado al cielo, y vio y oyó cosas hermosísimas, pero Dios le prohibió que las cuente.
2ª Corintios 12:2-4 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años–si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe– fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé respecto a este hombre–si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe que fue arrebatado al paraíso, donde escuchó cosas inefables5 que al hombre no le es permitido expresar.
Así que Dios no quiere que sepamos mucho del cielo. El sabrá por qué, tal vez para que no queramos irnos antes de tiempo.
Pero algunas cosas sabemos de este lugar tan precioso:
- Lo más importante: vamos a estar con el Padre y su Hijo Jesucristo. (Marcos 16:19 Y el Señor, después que les habló, fué recibido arriba en el cielo, y sentóse á la diestra de Dios.)
- Allí van a estar todos los creyentes. Jesús contó que Lázaro, el mendigo, estaba en el cielo con Abraham (Lucas 16:23). ¡Va a ser hermoso encontrarnos con tantos héroes bíblicos, con tantos amigos y conocidos!
- Tendremos muchísimo tiempo para disfrutar del cielo porque el “tiempo no será más” (Apocalipsis 10:6).
- No habrá tristezas, ni llanto, ni dolor: Apocalipsis 21:4 Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.
- El lugar será hermoso, por eso es llamado “paraíso”. En el libro de Apocalipsis (21:9-22:5), el apóstol Juan expresó como pudo las maravillas que estaba viendo: una ciudad increíble de piedras y preciosas, iluminada directamente por Dios, donde no habrá noche (¡no hará falta dormir!) ni maldición ni enfermedad…
- Tendremos un cuerpo nuevo, transformado, especial como el de Jesús luego de haber resucitado. Este cuerpo lo tendremos recién cuando Jesús venga a buscar a Su Pueblo y todos resuciten (1 Corintios 15:51-54).
Es un lugar donde nos sentiremos tan a gusto que nunca nos vamos a querer ir.
Dios nos cuida
No es bueno tener miedo, ni siquiera a la muerte. Tenemos un gran remedio contra el temor que es el amor de Dios:
1 Juan 4:18 En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor…
Jesús vino a librarnos del temor a morir, para que vivamos felices y sin ataduras, para que no estemos esclavos de ese miedo:
Hebreos 2:15 15 y para librar a los que por el temor de la muerte estaban toda la vida condenados a esclavitud..
El está atento y controla todo lo que nos pasa, nada es por error, nada es por accidente. El tiene un plan para nuestra vida.
Lucas 12: 6-7 ¿No se venden cinco pajaritos por dos cuartos? Pues ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pero aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; más valéis vosotros que muchos pajaritos.
No tengamos dudas de que todo lo que nos pasa es para bien (Romanos 8:28) porque su voluntad es perfecta (Romanos 12:22).
Que tenemos que hacer nosotros frente a la muerte
La Biblia no dice que no tenemos que entristecernos cuando alguien querido se va. Jesús mismo lloró cuando su amigo Lázaro murió (Juan 11:35-36) y así todos se dieron cuenta de cuánto lo quería. El Señor Jesús comprende nuestro dolor pues el mismo fue afligido con todas nuestras tristezas (Isaías 63:9 En toda angustia de ellos fue angustiado…), nos bendice y nos consuela (Mateo 5:4); es mas, nos consuela tanto que después podemos consolar a otros:
2 Corintios 1:4 El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar á los que están en cualquiera angustia, con la consolación con que nosotros somos consolados de Dios.
Pero los cristianos no somos fatalistas como el resto de la gente, no nos desesperamos ni nos enloquecemos porque nosotros tenemos esperanza de vida luego de acabado nuestro tiempo aquí. Por eso no tenemos que dejar que nos contagien ni se nos peguen las reacciones desesperadas de los que no conocen a Jesús.
1 Tesalonicenses 4:13 Tampoco, hermanos, queremos que ignoréis acerca de los que duermen, que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
Tenemos que recibir esa paz increíble que nos da el Señor:
Filipenses 4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.
Si estamos demasiado desesperados, tendremos que revisar si realmente creemos en lo que Dios dice, si nuestra fe no está débil… o no existe. La muerte propia o ajena se enfrenta con fe, es la única manera. La fe es estar plenamente convencidos de que lo que esperamos y aún no vemos, existe y es real (Hebreos 11:1).
Estando fuerte nuestra fe, hasta estaremos contentos en el momento de partir. Así le pasaba al apóstol Pablo. Cuando el estaba por morir, no le pidió a nadie nada, no hizo como Ezequías. Es mas, dijo que para el, estar con Cristo era muchísimo mejor (Filipenses 1:23).
Obviamente que no vamos a buscar morir, pero cuando llegue el momento, estaremos en paz para entrar en la etapa mas maravillosa de nuestra vida: la eternidad.
Reflexiones
Dice la Biblia que mejor es ir a una casa en duelo que a una casa en fiesta, porque aquello es el fin de todos los hombres y al que vive le hará reflexionar (Eclesiastés 7:2).
Sin duda que estas situaciones nos pueden ayudar a pensar un montón de cosas.
Creo que hay dos que son muy importantes.
1. Hay sólo una oportunidad de hacer las cosas.
Tenemos que aprovechar el tiempo para hacer las cosas que Dios quiere que hagamos. Pablo decía que el morir era una ganancia para el, pero que el vivir era Cristo –es decir- trabajar para Jesús. Debemos aprovechar cada uno de nuestros días, como si fueran un tesoro (Salmos 90:12 Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría).
Como dice el dicho popular: no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy.
2. Aprovechemos a hacer bien al prójimo
El segundo tiene que ver con el primero: atendamos a los demás hoy, no lo dejemos para mañana. Abracemos a nuestros padres hoy, digámosle a nuestros parientes cuánto los queremos hoy, alentemos a nuestros amigos hoy. También cuidemos de nuestro cuerpo y salud. Cada momento es hermoso y no podemos desperdiciarlo.
Filipenses 1:21 Pues, para mí, vivir significa vivir para Cristo y morir es aún mejor.
1A grandes rasgos, ésta es la posición del existencialismo.
2Resumen de la posición del positivismo.
3La reencarnación es la creencia según la cual el alma, después de la muerte, se separa del cuerpo y toma otro cuerpo para continuar otra vida mortal. Según esta creencia, las almas pasan por ciclos de muertes y nuevas encarnaciones. Un ser humano, por ejemplo, podría volver a vivir en la tierra naciendo como un nuevo personaje. Una creencia reencarnacionista llamada “metempsicosis”, enseña que los grandes pecadores pueden reencarnar en un animal o una planta. Posiblemente la creencia en la reencarnación comenzó al querer aplicar al ser humano el ciclo que observaban en la naturaleza: El sol y la luna aparecen y desaparecen. Igualmente las temporadas, el follaje, las flores y tantas otras cosas en la naturaleza tienen un ciclo. Así pensaron que el ser humano moría pero regresaba otra vez en otro cuerpo. La reencarnación es también fruto del deseo humano de darle explicación a las diferencias de inteligencia, salud, talentos, fortuna, etc. que existen entre seres humanos. Según la doctrina de la reencarnación estas diferencias serían culpa o mérito por el comportamiento en vidas anteriores
4Muchas veces nos hemos preocupado por la forma en que los cristianos reaccionan frente a la muerte. Un autor español, Jiménez Lozano, citado por el profesor Grau, dice: «Creo que es muy clara la total irrelevancia que tienen, en el talante católico hispánico, tanto el dogma de la resurrección de Cristo como el de la resurrección de nuestra carne…de ahí esas tremendas inscripciones desgarradoras en los cementerios, que recuerdan las de los viejos paganos que no tenían esperanza, de ahí el tanto insistir en el polvo y en la nada, y de ahí, en fin, el tremendo fatalismo de nuestro pueblo, que no cree en la historia (…); gentes que se dicen creyentes, que se someten a las prácticas religiosas, confiesan luego no creer en la resurrección de la carne, aunque crean en el cielo o en el infierno, en el mejor de los casos».(1) El autor español se queja de que muchos creyentes católicos profesan creer en la resurrección de Cristo y en la resurrección de la carne y, sin embargo, se comportan frente a la muerte de ellos mismos y sus seres queridos exactamente como los paganos que no tenían ninguna esperanza, como si en realidad no creyesen. Lamentablemente, entre los cristianos de otras corrientes tenemos que decir que muchas veces se da el mismo problema. A pesar de pretender creer fielmente lo que dice la Palabra, en la práctica hay quienes se conducen como si no creyesen: lloran a sus seres queridos con desesperación y en ocasiones rebelándose secreta o abiertamente contra lo que Dios ha dispuesto, cosa muy triste, que nos habla de que la fe está fallando, o es una pretendida fe… quizás, en algunos casos, la fe genuina sencillamente no existe.
5Otras versiones: increíbles, indecibles, maravillosas.